Tras varios días de intenso trabajo con el maestro Hindoyán, los músicos de la orquesta actuaron el 28 de junio en el Auditorio Edgar Neville de Málaga. El esfuerzo de estos 56 jóvenes, provenientes de todas las provincias andaluzas, se vió plasmado en un bello concierto donde supieron demostrar el talento musical patente en nuestra sociedad.
Los intérpretes supieron aprovechar al máximo la formación recibida a lo largo del curso en la Academia de Estudios Orquestales de la mano de los solistas de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, base para el trabajo orquestal que desarrolló el maestro Hindoyán durante los ensayos previos al concierto. El repertorio del concierto incluyó obras de Albéniz, Ravel y Beethoven.
Este concierto contó con la presencia de un invitado muy especial: el maestro Daniel Barenboim asistió como público para presenciar el trabajo del alumnado de la Academia de Estudios Orquestales bajo la batuta de Hindoyán, director asistente del propio Barenboim en la Ópera Estatal de Berlín.
Tanto la respuesta del público como de la crítica fue muy positiva, quedando plasmada en comentarios como estos:
«(…) se pudo apreciar su considerable preparación técnica y la sensibilidad musical que tienen tanto individual como colectivamente. El director, después de una viva y rítmica conducción del inicio de la primera, llevó a la orquesta a un determinante grado de evocación en su segundo tema, pasaje en el que se pudo atisbar ya el gran trabajo realizado en los ensayos».
«Se pudo apreciar desde la pavana inicial cómo Hindoyán ha trabajado la búsqueda del color orquestal y ha inculcado la escucha entre los músicos para poder alcanzar las mixturas y los efectos de sonido que tan sabiamente supo inventar y escribir el gran mago de la instrumentación que fue este compositor francés. Con cada una de las cinco piezas que integran la obra iba creciendo la belleza de su interpretación, sustentada en un ajuste técnico de verdadero virtuosismo, consiguiendo una seductora versión de Laideronette, emperatriz de las pagodas, para llegar al apoteosis en la última, El jardín encantado, donde la orquesta dio la verdadera dimensión de su grado de alta formación musical, reflejado en una soberbia conjunción de todas las secciones instrumentales, destacando la claridad de la madera y la intensa y homogénea presencia de las trompas».
J. A. Cantón, El Mundo (leer aquí el artículo completo).
«La Academia mostró una precisión rigurosa en las entradas, fluyendo sobre la página para finalmente desembocar con exquisita naturalidad en la arquitectura imaginaria que dibuja Ravel en El jardín encantado«.
«[la Séptima de Beethoven] Versión llena de contrastes en los que aflora el conocimiento de la batuta de las cuerdas, a las que [el maestro Hindoyán] dotó de especial atención en cuanto a matices y dinámicas, las maderas, muy precisas y redondas completado por unos bronces chispeantes sin olvidar el difícil papel del timbal.
Conciertos como éste no sólo trasmiten talento y entrega, también dan sentido al esfuerzo creador a través de estos jóvenes atriles que lo siguen mostrando vigente».
A. Fernández, La Opinión de Málaga (leer aquí el artículo completo).